Un Nuevo Ciclo

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The Persistence of Memory ● La persistencia de la memoria ● Persistance De La Memoire - Salvador Dali.

viernes, 2 de abril de 2010

JUICIO DE JESUCRISTO (PARTE DOS)

Cristo nació en un período de la humanidad en el que el Imperio Romano, había avasallado con su hegemonía a una gran parte de los pueblos "civilizados". El sistema imperialista seguido por los romanos consistía en mantener una dualidad aunque autónoma, si escalonada de competencias, en donde al pueblo conquistado le permitían continuar con sus estructuras e instituciones jurídicas y gubernamentales, siempre bajo la supervisión de un gobernador pretor romano.

Por tanto, quien fuere sometido a juicio, podría enfrentarse a dos tipos de jurisdicciones diferentes, en el caso de Cristo del Derecho Penal Hebreo y del Derecho Penal Romano.

Posterior a su detención, Cristo fue trasladado en calidad de detenido para ser objeto de un interrogatorio en la casa propiedad de Anás, suegro de Caifás, miembro del Sanhedrín, máximo tribunal supremo del pueblo judío (Tribunal de Jehová), que data de la época de Moisés, el cual se encontraba formado por doctores en la ley y cuyas resoluciones se les llegó a conocer como "fallos de Dios".

Recordemos que los miembros del Sanehedrín, no tenían competencias jurídicas civiles y no podía aplicar el Ius gladii, la pena de muerte.

Por esa razón lo envían donde Pilatos, para que este lo condenara. Pero este pensó que fácilmente iba a librarse del proceso de Jesús cuando oyó en medio del griterío de la gente amotinada que Cristo venía de Galilea.

Entonces el asunto no era de su jurisdicción, sino de Herodes Antipas. Y allá envió al pobre Jesucristo junto al Tetrarca de Galilea, que ocasionalmente estaba en la ciudad.

Herodes buscaba de toda forma congraciarse con Roma. Y era hijo de Herodes el Grande, quien mandó a asesinar a los inocentes de Belénque.

Herodes recibe a Jesús en su palacio y le hace mil interrogaciones. Pero como Jesús no hablo una sola palabra, este le despidió con muchas burlas y le echó a la calle con una túnica blanca, de vuelta donde Pilatos.

La acusación de proclamarse Hijo de Dios no bastaba ante Pilatos, era necesaria una acusación política y no religiosa para lograr una condena a muerte.

La inmensa mayoría de los investigadores coincide en que Jesús murió crucificado por orden de las autoridades romanas de Judea. Los ejecutados por crucifixión eran generalmente esclavos y sediciosos; por ello, hay un gran consenso en cuanto a que el delito por el que Jesús fue crucificado fue el de sedición contra las autoridades romanas.

Un fuerte argumento en favor de esta hipótesis es la inscripción que, según los cuatro evangelios, se colocó en la cruz por orden de las autoridades romanas, en la que se llama a Jesús "rey de los judíos"; se sabe que era costumbre en la época dar a conocer mediante un rótulo la naturaleza del delito de los ejecutados.

También se ha aducido en favor de esta hipótesis el relato del prendimiento de Jesús en el Evangelio según San Juan (Jn 18, 3-12), que hace referencia a la intervención de soldados, tal vez romanos. Sin embargo, esta imagen de un Jesús sedicioso no se ajusta a la visión general que del personaje se nos da en los evangelios, ya que en ningún momento se nos presenta a Jesús en confrontación directa con las autoridades romanas.

Otra posibilidad es que la crucifixión de Jesús hubiese obedecido a la instigación de las autoridades judías de Jerusalén, quienes habrían presionado al gobernador romano para que ejecutase a Jesús. De hecho, esta posibilidad se ajusta perfectamente a lo relatado en los evangelios, según los cuales Jesús fue en primera instancia juzgado por el Sanedrín, y solo después conducido ante Pilatos.

Las razones entonces habría que buscarlas en la acusación de blasfemia hecha por el Sanedrín (Mc 14,63), tal vez en relación con la profecía de la destrucción del Templo. Esta hipótesis, sin embargo, también presenta problemas.

Se cree, en líneas generales, que existe una cierta tendencia en los evangelios a exculpar a Pilatos de la responsabilidad de la muerte de Jesús, y a culpar, en cambio, a los judíos.

Debe tenerse en cuenta que, en la época supuesta de la redacción de los evangelios, los primeros cristianos sufrieron con frecuencia persecuciones por parte de los judíos ortodoxos; por otra parte, para evitar despertar el recelo de las autoridades romanas en las primeras décadas del cristianismo, podría haber resultado conveniente soslayar que el fundador de la nueva religión había sido ejecutado por sedición.

Hasta qué punto esto es así es objeto de debate, aunque en la actualidad hay bastante acuerdo en cuanto a que el relato del proceso de Jesús tal y como se narra en los evangelios no puede ser considerado plenamente fiel a los hechos.